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Mostrando entradas de enero, 2025

El sonido que salvĂł la rosa de Damasco

E En el jardĂ­n de mi alma, una Rosa de Damasco yacĂ­a marchita, su perfume desvaneciĂ©ndose. La sequĂ­a de la esperanza habĂ­a secado sus pĂ©talos, y yo, sin fuerzas, pensĂ© en dejarla morir.   Pero entonces, madre, recordĂ© el sonido de tu risa, una melodĂ­a danzando en el aire, un eco de vida en medio del silencio.   Ese sonido, tan claro y puro, es como el aliento de una economĂ­a emergente: necesita cuidado, impulso y fe para florecer en tierra firme.   Cuando la estaciĂłn es propicia, las rosas se abren y embellecen el mundo, asĂ­ como tu risa, madre, es la inversiĂłn que llena mi corazĂłn de amor.   Hoy la Rosa de Damasco vuelve a florecer, sus raĂ­ces firmes, sus pĂ©talos vivos. Y mi alma, que estuvo seca y perdida, se llena otra vez de esperanza y luz.   El sonido de tu risa me dio vida, madre, y ahora puedo vivir… gracias a ti.