E En el jard铆n de mi alma, una Rosa de Damasco yac铆a marchita, su perfume desvaneci茅ndose. La sequ铆a de la esperanza hab铆a secado sus p茅talos, y yo, sin fuerzas, pens茅 en dejarla morir. Pero entonces, madre, record茅 el sonido de tu risa, una melod铆a danzando en el aire, un eco de vida en medio del silencio. Ese sonido, tan claro y puro, es como el aliento de una econom铆a emergente: necesita cuidado, impulso y fe para florecer en tierra firme. Cuando la estaci贸n es propicia, las rosas se abren y embellecen el mundo, as铆 como tu risa, madre, es la inversi贸n que llena mi coraz贸n de amor. Hoy la Rosa de Damasco vuelve a florecer, sus ra铆ces firmes, sus p茅talos vivos. Y mi alma, que estuvo seca y perdida, se llena otra vez de esperanza y luz. El sonido de tu risa me dio vida, madre, y ahora puedo vivir… gracias a ti.
"Porque si se escribe solo cuando se posee el impulso no se avanzar铆a gran cosa,las grandes obras nunca hubieran sido lo que son." seg煤n Hans Behr
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