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oy podr铆a contar las horas que podr铆amos estar juntos,
este dolor imperceptible en el
pecho que no me ha dejado tranquila;
una y otra vez me interrogo la impotencia de tu presencia.
No quiero pensar que fui tu
error,
responde desde lo profundo de
tu coraz贸n,
¿hubieras preferido tu
aceptaci贸n,
por parte de la mujer que tuviste ese fuego de pasi贸n?
¡Oh!, ya s茅, quiz谩s hubieras
preferido, no, creo que no;
tengo tantas cuestiones y
enigmas en mi mente
y todos ellos sin resolver desde que te fuiste.
Responde desde la
contemporaneidad,
¿te es m谩s importante la vida o
la muerte?
anhelo, anhelo escuchar tu voz.
A veces me imagino que est谩s
conmigo,
como el d铆a de mi celebraci贸n
primaveral,
la mujer de tu pasi贸n hab铆a
reunido a todos,
a la familia, amigos e incluso a vecinos del pueblo.
M谩s mi mirada estaba puesta en
aquella gran entrada,
eran ya las 11:30 de la noche y
a煤n no aparec铆as,
inquieta preguntaba la hora a
mi caballero,
no me cans茅 en esperarte porque llegaste solo en mi imaginaci贸n.
Te imagin茅 en las manos del
abuelo,
aquellas que solo se acercaban
para producirme cosquillas,
mientras la abuela sonre铆a en
el sof谩;
a煤n ah铆 solo eras mi imaginaci贸n porque no eras t煤.
Desgarro un dolor penetrado en
m铆 porque no est谩s conmigo,
si el creador me concediera un
deseo, lo pedir铆a,
lo siento, no puedo decirlo.
A煤n tengo marcas tuyas, no son
posibles borrarlas;
yo no te odio, ¿solo podr铆as
llamarme?,
Hoy, quisiera solo escuchar tu voz diciendo,
un te extra帽o, hija m铆a.
Arte de Karen Copca |
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